martes, 16 de octubre de 2012

Los orígenes del mal (2)

Bueno, como comentaba en Los orígenes del mal, mis andaduras por estos mundos frikis comenzaron gracias a los juegos de rol tradicionales, esos de lápiz, papel y decir tonterías. Y que la cosa no había empezado demasiado bien.

Lejos de desistir y volver al bacalao, decidí probar suerte con otro registro (que no fuese ni medieval ni futurista). Y he aquí donde por fin encontré a mi verdadero amor:

La llamada de Cthulhu (léase chutulu, chucluclu o como se quiera)


Con este juego si que acabé bien jodido. Acabé metido de lleno en esto de los juegos de rol y de ahí ya no había quien me sacase.
Recuerdo que lo leía por las noches, y ya entonces mi cabeza empezaba a soñar con dioses exteriores y primigenios, y poco a poco fui perdiendo la cordura...

A mis amigos de aquel entonces debo decir que también les gustó mucho, creo que ya conocían bastante del universo Lovecraftniano, aunque a mi hasta que compré el juego de rol todo me sonaba a chino, así que entre todos empezamos a hacerle salir humo al dichoso juego.

Pero como todo en esta vida, si abusas mucho de una cosa, o acabas enganchado y posteriormente muerto/clínica de desintoxicación, o te acaba aburriendo y cansando y lo dejas de lado.
En nuestro caso ocurrió lo segundo, y es por ello que decidimos seguir buscando nuevos registros.

Es aquí cuando aparte de a los juegos de rol, ya empecé a aficionarme al anime y el manga, así que fue un momento inmejorable para pillarme el siguiente:

El Mekton Z!!


El juego en sí pintaba francamente bien, mezclaban anime con el rol, podías crear un propio mecha (rollo battletech), crear tus propios animes y ser ese típico personaje invencible con el pelo azul que aparenta tener 25 años pero solo tiene 13. Un juego inmejorable! Fantástico!
Pues no. Otra puta mierda. El sistema de creación de personajes era tan absolutamente laborioso, que recuerdo que cuando terminamos de hacer todas las fichas no teníamos nada de nada de ganas de jugar. en serio, fue un desastre. Habíamos dedicado tanto tiempo en crear nuestros mechas que hasta lo aborrecimos antes de tiempo.
Así que por ahí está, junto al Pendragón y al Paranoia aguantando la estantería.

Algo después, tras recuperarme del palo del Mekton Z, decidí volver a probar suerte. Y es que por ese entonces ya estaba muy de moda el rollo del World of Darkness (léase el Vampiro, el Hombre Lobo, el Mago, el Changeling y el Wraith). No recuerdo si había alguno más, pero en mi grupito eran los que teníamos.

Yo por mi parte me hice con el Vampiro y el Mago.



De estos dos no creo que haga falta decir mucho. Fueron todo un éxito tanto en mi grupito como en todo el mundo. Sobretodo el Vampiro. El Mago, pese a ser un juego con una temática cojonuda, era un juego quizás algo complejo para jugarlo e interpretarlo, de esos que te hacen rallarte un rato. Así que no jugamos mucho.
Pero al Vampiro, vamos, a ese si que le dimos caña. Mis colegas tenían que si módulos, campañas y no se que mierdas más. Yo me conformé con el libro básico que aun tengo, y vas que chutas.
Al fin y al cabo por ese entonces ya empecé a distanciarme un poco del mundillo de los juegos de rol, me mude a un lugar bastante lejano de donde solíamos jugar, y bueno. Pasaron unos 6 o 7 años en los que volví  a ser un ser decente y normal, que no jugaba a juegos raros de esos asesinos y tal.

Hasta que un buen día, hace un par de años volví a recaer, pero esta vez ya no se trataba de esos juegos de rol a los que tanto jugué de pequeño, esta vez se trataba de un registro totalmente nuevo, pero que no iba tan desligado del de los juegos de rol clásicos:

Sí, lo habéis adivinado inexistentes lectores: Los juegos de mesa.

Pero esa ya es una historia para otro día.

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